miércoles, 16 de febrero de 2022

"La edad es un grado!"

 ¿Cuántas veces habré oído esta frase?

Algunos la repiten con orgullo como si el hecho de llevar tropecientos años en la administración o trabajando en obra les hiciera licenciados en Harvard o como si repitiendo esta frase como un mantra pudieran zanjar cualquier tema y discusión con un punto y final!

También la frase de "cuantas ganas tenéis y yo que pocas..." (aplicando el dicho como el perro del hortelano... "ni comes ni dejas comer", o en este caso, "ni trabajo ni quiero que trabajes tu").

En mi corta carrera administrativa ya he visto repetirse este patrón en varias ocasiones. Gente joven que llega con ilusión, con ganas de hacer cosas nuevas, de ayudar y de mejorar la administración y que se topan con la realidad de un sistema rígido, lento y muy jerarquizado.

Considero esta actitud un tipo de discriminación directa, ya que he llegado a ver casos en que se menospreciaba y humillaba a los compañeros más jóvenes con comentarios como: "ay que ver.... con 27 años y ya aquí..." o "los de este año son muy tiernos, de los que nos gustan!". He llegado incluso a presenciar en los desayunos conversaciones como:

-"el Mobbing ha existido de toda la vida, aunque antes no estaba tan documentado... Es una buena forma de hacer grupo, ir a por el chivo!"

-"ya, normalmente lo que se hace es ir a por el más débil!" (lanzando una mirada maliciosa al más joven presente en la mesa).

La verdad es que me parece una pena, puesto que la consecuencia de estos comportamientos son mal rollo en el trabajo, casos de acoso, la disminución del rendimiento del personal y la pérdida de talento.

Cada año entra gente muy formada y con ideas nuevas que al no permitirles aportar o llevarlas a cabo acaban cambiando de puesto o concursando para encontrarse lo mismo pero en otro lugar.


Ojo que también he visto lo opuesto! Gente ya cercana a la jubilación, que son por así decirlo una fuente que rezuma experiencia y conocimiento, y cuya voz no es tenida en cuenta o se menosprecia dejándolos apartados. Volvemos a lo mismo, todo se traduce en conocimiento y talento perdido y desaprovechado, hecho que no hace ningún bien a la sociedad.

¿Cómo solucionar esto? Imagino que la única forma es a través de la formación, haciendo hincapié en que independientemente de la edad todos somos personas y merecemos respeto. 

En teoría ya desde la escuela nos enseñan a respetar a nuestros mayores, pero creo que es necesario remarcar también el buen trato hacia la gente más joven. Después de todo la experiencia y las ganas trabajan bien juntas.





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1 comentario:

  1. Me gusta mucho tu reflexión sobre el trabajo en la administración. Yo me siento discriminada por razón de la antigüedad, en mi oficina para cambiar de puesto se utiliza ese argumento, a veces "el elegido" no es el más eficiente. ¡Una pena!

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